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Seguridad en la escena

¿Echar un vistazo y ya está?

Estamos acostumbrados a escuchar frases del estilo «la experiencia es un grado«. Personalmente considero que con el paso de los años, algunos profesionales de emergencias, nos relajamos en nuestro día a día y cometemos graves errores de seguridad.

Nuestro ardor guerrero en ocasiones, nos impide ver más allá de lo evidente. La experiencia debería hacernos valorar todos los riesgos asociados, y no sólo las amenazas potenciales de la escena.

Cuando recibimos un aviso, de forma automática, realizamos un análisis previo de camino: ¿dónde se ha producido el incidente?, ¿cómo?, ¿podré ubicar mi vehículo de forma segura?, ¿necesitaremos EPIS específicos?, ¿qué material utilizar?, ¿tenemos todos los miembros del equipo claros nuestros roles para la intervención?… pero, ¿qué falla una vez en la escena?

Una vez en el escenario activamos la conducta PAS y valoraremos la escena, con la típica impresión inicial de gravedad.

Llevo observando desde hace años, que en ocasiones esa acción, nos impide recopilar información adicional muy valiosa, que puede convertir ese incidente en una situación caótica y sobre todo, peligrosa para la dotación interviniente.

Mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo

No cabe ninguna duda, que un punto fundamental dentro de la valoración inicial, es la solicitud de medios adicionales en función de las necesidades objetivas.

Los recursos de emergencias son limitados y debemos ser responsables al solicitarlos, pero de forma eficiente, no cuando ya es tarde para intervinientes o víctimas.

Las apariencias engañan

La apariencia que percibimos en un primer momento, si no se ajusta a la realidad, va a influir notablemente en la valoración, pero sobre todo, en el manejo inicial de víctimas implicadas y/o futuras.

Lo obvio como pueden ser los peligros del tráfico, el riesgo por fuego presente, o alguien armado, pueden distraernos de lo sutil, del pequeño detalle. Muchas veces esa información adicional, la obtenemos realizando una vigilancia activa o revaluación de la escena durante la propia intervención.

Un cambio brusco en el comportamiento de los testigos o indicadores como un aumento del nivel de estrés, tonos de voz cada vez más altos, lenguaje corporal mostrando hostilidad, son señales inequívocas de riesgo ante agresión verbal o física.

Dentro de los SEM Servicios de Emergencias Médicas, uno de los miembros del equipo, desempeñará funciones de seguridad durante toda la intervención.

Entre las tareas que puede llevar a cabo, serían las de mantener en todo momento, un canal de comunicación con el Centro Coordinador de Emergencias en caso de necesidad, y sobre todo, tener en mente una vía de escape para escenarios en interiores.

Debriefing posterior a las intervenciones

Si ya tenemos claro que lo primero es nuestra seguridad, ahora sólo nos queda hacer autocrítica de la actuación. Considero que es la única herramienta útil, que nos ayudará a no cometer errores para futuras intervenciones.

Recordemos que como ocurre con la investigación de accidentes aéreos, sólo después de un suceso y su minucioso análisis, se toman medidas para que no vuelva a producirse esa posible causa o daño.

Con la recogida de esos datos, obtendremos también la valiosa información que nos ayudará a confeccionar futuros protocolos y procedimientos de seguridad.

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